Todos podemos potenciar esta habilidad, algunos la tienen más desarrollada que otros, pero siempre se pueden hacer cosas para ir mejorándola y aprender a autorregularse. Pero ¿cómo podemos lograrlo?, ¿qué es exactamente la autorregulación emocional?
La autorregulación emocional es la capacidad con la que contamos los seres humanos para mantener nuestras emociones bajo control fortaleciendo o manteniendo las emociones adaptativas y disminuyendo las no adaptativas.
Una persona que tiene una buena autorregulación emocional sabe reconocer y comprender sus propias emociones, así como hacer uso de ellas para llevar a cabo la acción que desea. Esto no quiere decir que no vamos a permitirnos experimentar emociones con las que es más difícil lidiar como la tristeza o el enojo sino más bien implica aprender a gestionarlas de manera adecuada.
Cuando aprendemos a gestionar nuestras propias emociones de forma adecuada podemos experimentarlas sin que nos afecten y sin dejarnos dominar por ellas. Es por esto que cuando se tiene bien desarrollada la autorregulación emocional, aprendemos a guiar nuestra conducta hacia acciones que nos permiten actuar de manera más asertiva.
Las personas que tienen una baja autorregulación emocional se dejan llevar fácilmente por las emociones del momento por lo que sus acciones son dominadas por ellas sin importar que estas los lleven a tomar malas decisiones.
Un ejemplo de ello sería una persona que está experimentando enfado e ira y en ese momento le dan ganas de tirar todos los objetos que se encuentren a su paso por lo que se deja llevar por ello y comienza a hacerlo. Después de haberlo hecho y cuando el enfado se ha ido, se arrepiente por todo lo que ha destruido. Está claro que realmente esa persona no quería hacerlo, sin embargo, dejó que la ira lo dominara y determinara por lo tanto sus acciones.
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