El equilibrio o desequilibrio de poder, entre personas, comunidades y naciones se vive en el contexto de su ejercicio, es muy común no saber reconocer nuestro poder y rango. Para promover el aprecio a uno o a una misma y el apoderamiento.
Para entrar en una búsqueda de equilibrio hay que partir del reconocimiento de nuestro rango y poder, tener una afirmación personal, comunitaria y del otro-otra, respetuosa y equitativa en los distintos niveles de la
convivencia social.
En todo conflicto hay una parte nuestra o interna, que necesita aprender a tomar la responsabilidad que nos corresponda, implica un constante hábito de autocrítica, en este sentido se le llama “quemar la propia leña”, a los procesos sinceros de autorreflexión, que por otro lado dan mucha seguridad y humildad a la vez.
La vida es como es, cada cual tiene su poder y su rango, se trata entonces de buscar la mayor conciencia tanto de nuestro poder como de nuestro rango personal y como lo ejercemos, apreciando a cada cual como es, reconociendo y respetando su rango y procurando relaciones con el mayor equilibrio y justeza posible, resolviendo en formas no violentas las inevitables y diferentes percepciones, conflictos y realidades.
Por tanto, las actitudes a desarrollar para lograrlo serán:
· Empatía
· Asentimiento o Aprecio a si misma/o y a las/los demás y como la aceptación de lo que es, sin desmeritar la dignidad de las y/o los demás.
· Justeza, tomar como principio de vida la justeza y la equidad.
· Apoderamiento o empoderamiento.
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